Diferencias entre firmeza, dureza y densidad del colchón

Cuando estamos buscando nuestro colchón ideal nos imaginamos un colchón amplio, quizá suave o más duro, que se ajuste perfectamente a nuestro espacio y a nuestra forma de dormir. Pensamos en su tamaño, en el conjunto que arma con nuestro somier o nuestra cama y nos proyectamos a encontrar el colchón perfecto para nosotros. 

Emocionados con nuestra búsqueda, recordamos que si bien podemos pautar detalles del tipo de colchón que deseamos para nuestro hogar, podríamos ir con la idea de conseguir un colchón de alta densidad, que es una de las mejores bases para distinguir la calidad de un colchón, y también buscamos que sea un colchón firme.  

Esta búsqueda podría causarnos frustración porque en realidad, un colchón de alta densidad tiende a ser ligeramente suave y quizás eso no sería tan firme como deseamos. Esto expone que existe una diferencia clave entre lo que consideramos la densidad del colchón, y lo que es su firmeza. Y en medio de estos conceptos, quizá valdría la pena incluir un nuevo término para evaluar el tipo de colchón que buscamos, y este concepto es el de la dureza del colchón.  

Conocer la diferencia entre estas tres variables, nos ayudará a buscar conscientemente el colchón que necesitamos, y no contradecirnos y frustrarnos a la hora de buscar determinadas características que se ajustan mejor a nuestra forma de dormir.  

La densidad del colchón y su expresión de calidad

Como ya hemos escuchado y leído, la densidad del colchón establece su calidad por encima de cualquier otra característica. La densidad habla explícitamente de la calidad de los materiales que contiene el colchón, es por eso que tenga tanta relevancia a la hora de exponer la calidad del colchón. 

La densidad se aplica a colchones hechos de espuma o látex, y se refiere al peso de la espuma, o látex, en kilogramos por metro cúbico. Mayor densidad indica que hay mayor cantidad de material, es decir de espuma o látex, por metro cúbico, lo cual expone claramente que tiene mayor cantidad de espuma que colchones de menor densidad.  

 Ahora, el hecho de que tengamos más material, espuma o látex, en el espacio del colchón significa que será más costoso, tendrá mayor durabilidad y también, que tendrá mayor resistencia a la perdida de firmeza.   

Lo que ocurre, entonces, es que el colchón tendrá determinadas características dependiendo de su densidad y la mezcla de la espuma con otros materiales, ya sea látex, gel u otros tipos de espumas, que terminan de formar el colchón.  

La densidad y sus tipos

Se pueden concebir diferentes clases de densidad a la hora de hablar de colchones porque no todos los tipos de espuma usados para hacer colchones tienen las mismas propiedades y duración.  Es por eso que se divide la densidad entre la espuma común de los colchones y, por otro lado, las distintas clases de densidad de la espuma viscoelástica.  

En el caso de la espuma más genérica se habla de una densidad mínima de 25Kg/m3, y de ahí aumentará el número de kilogramos por metro cúbico. Por niveles estandarizados, una densidad de 25Kg/m3 es considerada alta para la espuma de poliuretano; sin embargo, es un nivel genérico e intermedio, pero base para nuestro colchón. 

Por otro lado, tenemos la espuma viscoelástica que se divide en tres grupos según el paso por metro cúbico, y se clasifica de la siguiente forma: una densidad baja cuando el colchón tiene 18 a 40 Kg/m3, una densidad intermedia de 40 a 45,75Kg/m3 y, una densidad alta cuando supera este número y se aproxima a 80Kg/m3.  

Si bien, esta clasificación detallada de la espuma viscoelástica no es la única que existe, pues, la densidad podría depender de los diferentes tipos de espuma que se usen en la elaboración del colchón. Muchos pueden tener un núcleo de espuma de densidad baja, recubierto con una espuma de mayor densidad, por ejemplo. 

Lo más recomendado es que el núcleo de colchón tenga una buena densidad, pues, al fin y al cabo, será la base central de nuestro soporte y este mismo será el que necesite una buena duración.  

Ahora bien, ¿qué ocurre con los colchones que también incluyen látex? en este caso, la densidad mínima recomendada para tener un colchón de látex de excelente calidad es de 70Kg/m3. Sin embargo, por más que estes números suenen grandes, no implican directamente un nivel alto de firmeza en nuestro colchón. 

Y entonces… ¿qué es la firmeza del colchón?

La firmeza del colchón, a diferencia de la densidad del mismo, no está directamente relacionada con todos los materiales que hacen parte del colchón, sino que se refiere a la sensación del colchón al entrar en contacto con nuestro cuerpo. 

 Ahora, si bien no expresa la calidad de los materiales, sí puede implicar alguna de sus propiedades, y más propiamente, qué tan rápido cede la forma del colchón al contacto, si se deforma rápida o lentamente cuando entramos en contacto con él. Y esta cualidad, la firmeza, puede variar dependiendo el tipo de acolchado que recubre el colchón y los materiales que hay dentro del mismo. 

 La densidad nos da un parámetro de calidad y de las propiedades de la espuma que están dentro del colchón; sin embargo, no es la base para distinguir el nivel de firmeza del mismo. Debemos también estar familiarizados con la dureza del colchón.  

 Con estos dos aspectos, y también con claridad sobre qué tipo de reacción deseamos, es decir si queremos un colchón más elástico, que reaccione rápidamente al contacto, o si preferimos una compresión más lenta y menos sensibilidad, podemos buscar más sencillamente nuestro colchón. 

Sin embargo… ¿qué sería la dureza de un colchón?

La dureza se explica como la presión para comprimir un colchón, es decir, la propiedad que describe qué tanto se puede comprimir una espuma bien sea de látex, poliuretano, viscoelástica, etc., en relación a la presión que se ejerce sobre la misma. 

La forma para distinguir cuál es la firmeza de un colchón es la siguiente, se comprime la espuma a un cuarenta por ciento de su tamaño original, y la fuerza que fue necesaria para comprimirlo nos da un número específico que cuantifica la fuerza que fue necesaria para lograr dicha compresión. 

 Entre más fuerza sea necesaria, más duro es el colchón. Un colchón firme en el mercado de hoy se le denomina por el término: colchón con espuma de alta residencia (HR high resilience), esto significa que el colchón mantiene su dureza por un periodo más largo de tiempo, lo cual describe que un colchón de alta resiliencia tiene mayor duración.  

Tipos de firmeza

Al igual que la densidad, la firmeza se divide en tres categorías y cada una de estas relaciona la densidad y la dureza de manera adecuada para derivar en la firmeza de cada uno de los colchones. Pues bien, lo importante será saber qué tipo de colchón deseamos para elegir aquel que se ajuste a nosotros y nos permita descansar debidamente.  

Colchones de baja firmeza

Como su nombre indica son colchones de poca firmeza, es decir, más suaves. De gran elasticidad y sensibilidad al contacto. Ahora, estos colchones pueden ser de una alta densidad, pero su dureza es mucho más leve y, por ende, su duración puede ser menor si se usa en exceso o superando el peso que puede soportar el colchón.  

Colchones de firmeza media

Esta gama suele ser la más popular en el mercado, tanto porque es mucho más accesible que un colchón de firmeza alta, como de mayor dureza y densidad. Y, por otro lado, porque reúne en sí mismo una cualidad intermedia que se acopla a la mayoría de personas: un colchón que se ajuste a nuestro cuerpo, pero que no sea extremadamente duro, ni demasiado blanco. 

 Ahora, debido a que tiene una densidad intermedia y una dureza intermedia también, tiene una buena duración, así que se vuelve una inversión razonable para la mayoría de personas que desean tener su primer colchón.  

Colchones de firmeza alta

La calidad de estos colchones respecto su densidad alta y su dureza altamente resilente es claramente evidencia de una gran duración y un soporte indicado; sin embargo, también es testimonio de precios que pueden llegar a ser demasiado altos.  

Suelen ser duros al contacto, y ser menos elásticos y sensibles. Luego de un tiempo y gracias al calor se acoplarán al cuerpo del usuario. Ahora, si bien no es muy suave, están construidos con la finalidad de brindar un mejor apoyo a los distintos puntos de presión. 

Debido a su alta capacidad se recomiendan estos colchones a personas que tienen necesidades específicas en el tiempo de su descanso, ya sean problemas físicos de dolores de espalda, cuello y piernas, u otro tipo de situaciones de vida que exigen un colchón de excelente calidad.  

En conclusión

Cuando pensamos en colchones, y más en nuestro colchón ideal, tenemos mucha información que nos ofrecen y buscan asegurar que estamos frente colchones de excelente calidad. Sin embargo, la clave primordial es conocer nuestro gusto y nuestra forma de descansar

 Con esta información sobre nosotros mismos y nuestro descanso, podemos aplicar lo que hemos aprendido sobre densidad, dureza y firmeza para ajustarnos a las propiedades de nuestro colchón perfecto.  

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